El cuidado diario de tu piel: la mejor forma de prevenir enfermedades

cuidar piel
Cuidar la piel no es algo puramente estético. ¿Sabías que manteniendo una piel fuerte y sana podemos llegar a evitar enfermedades? ¡Te contamos cómo!

Como ya sabes, la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y cumple funciones muy importantes.

  • La piel nos protege de las agresiones externas, de patógenos, alérgenos y toxinas
  • Mantiene la temperatura, defendiéndonos tanto del excesivo frío como del excesivo calor
  • Evita la pérdida de agua y la deshidratación
  • Nos ayuda a relacionarnos con el medio externo gracias a los receptores sensoriales.

Si la piel no está sana y en el estado adecuado para poder cumplir esas funciones, es más probable que aparezcan ciertas enfermedades. Y cuando ya padeces alguna patología cutánea crónica (por ej.: dermatitis atópica) mantener la piel en buen estado resulta incluso más importante.

Para mantener sana la piel debes procurarle los cuidados adecuados cada día y seguir una rutina, tanto para el cuerpo como para el rostro. Estos hábitos te ayudarán a mantenerla en el mejor estado.

Rutina corporal

En muchas ocasiones, la piel del cuerpo es la gran olvidada dentro de los cuidados diarios. ¿Nos lavamos? Sí. Sin embargo, no cuidamos ni el cómo ni el con qué. Además, la ducha es el único paso que realizamos, olvidándonos de aplicar después algún producto para hidratar y nutrir la piel.

Higiene

Es importantísimo que para la higiene diaria uses un producto que limpie tu piel sin agredirla. Los jabones, además de eliminar suciedad, impurezas, sudor, células muertas, etc., también eliminan parte del sebo que forma parte de la estructura de la parte más externa de la piel.

Por eso, no debes utilizar productos de limpieza que contengan activos detergentes, sino optar por los llamados syndet o jabones “sin jabón” que resultan mucho más cuidadosos con la piel, proporcionando una limpieza extra-suave y aportando una sensación de hidratación extra.

Además, los productos que utilices deben mantener el pH de la piel en sus niveles adecuados. Los jabones clásicos y los naturales, en general, tiene un pH básico, por lo que al utilizarlos elevan el pH.

Para la piel, es preferible una ducha a un baño, y si no es muy larga mejor. La temperatura del agua también es importante que no sea demasiado elevada, mejor un poco tibia que muy caliente.

Hidratación

Durante la limpieza de la piel, incluso utilizando un producto muy suave, siempre se elimina parte de los lípidos de la superficie y del manto ácido protector, por lo que es necesario que tras la limpieza se aplique un producto nutriente e hidratante que ayude a restaurar lo antes posible el equilibrio.

Al igual que ocurre con los jabones, buscaremos productos que, además de cubrir las necesidades de agua y lípidos de la piel, no resulten agresivos, reparen la barrera cutánea, refuercen la flora saprófita y que calmen la irritación, además de mantener el pH en los niveles ácidos adecuados y que no contengan activos irritantes.

Rutina facial

La piel del rostro es más fina que la del cuerpo y está continuamente expuesta al ambiente, por eso requiere unos cuidados aún más continuos y delicados.

Higiene

La limpieza facial se recomienda dos veces al día, por la mañana y por la noche. Por la mañana retiraremos, además de posibles restos de los cosméticos que nos hayamos aplicado por la noche, los propios deshechos de la regeneración natural de piel. Por la noche limpiaremos las impurezas, la polución, los restos de cosméticos y/o maquillaje, etc.

El producto de limpieza debe adaptarse a las necesidades de tu piel. No es lo mismo limpiar una piel grasa que producirá un exceso de sebo, que una seca que, al contrario, es deficitaria en lípidos. Pero en cualquier caso, el limpiador utilizado debe ser específico para el rostro, respetuoso con la piel y que modifique el pH lo menos posible.

Después de la limpieza, aplica un tónico. Ayudará a restaurar el pH de la piel a sus niveles adecuados, preparando la piel para los siguientes pasos.

Hidratación

Los cosméticos hidratantes y/o tratantes deben adaptarse a las necesidades concretas de tu piel. Al igual que hablábamos para la limpieza, no es lo mismo una piel grasa que una normal o una seca. Y no es lo mismo una piel sana que otra que tenga alguna patología, como acné, rosácea, dermatitis, etc.

El orden de aplicación de los productos también es importante si utilizamos más de uno. Si el producto concreto no indica otra cosa, aplicaremos primero el producto con la textura más ligera (ampolla, sérum, etc.) pues se absorberá rápidamente, dejando la piel preparada para aplicar el siguiente.

Recuerda que las zonas más sensibles, como el contorno de ojos y los labios, necesitan cuidados con productos específicos. Sin embargo, son zonas en las que con frecuencia olvidamos aplicar el contorno y el bálsamo labial.

Protección solar

Para finalizar la rutina de cuidados diarios no debemos olvidar aplicar un producto con protección solar. Es un paso imprescindible para la salud y el bienestar de la piel, ya que el sol nos afecta todos los días y no solo cuando vamos a la playa o a la piscina.

Sí es cierto que a nivel corporal la piel está menos expuesta en invierno, pero la piel del rostro se ve expuesta a la acción de la radiación solar todo el año y por eso es tan importante protegerla. Por ello, es importante disponer de una crema facial de protección solar media (SPF20) y una de protección alta (SPF50+) para los meses de alta intensidad solar

Siguiendo estas rutinas a diario, te asegurarás de tener una piel cuidada, sana y fuerte, capaz de defenderse adecuadamente y prevenir la aparición de enfermedades. Ya sabes, ¡cuida tu piel para que ella pueda cuidar de ti!