El acné es un proceso inflamatorio de origen hormonal propio de los adolescentes y algunos adultos jóvenes, fundamentalmente mujeres.
Las personas con acné tienen granos que mejoran y empeoran a temporadas incluso sin tratamiento. Algunas veces pueden identificar el motivo del empeoramiento, pero en la mayoría de las ocasiones no se sabe bien por qué.
Por qué empeora el acné en el otoño
La mayoría de los adolescentes saben que su acné mejora en el verano y vuelve a empeorar cuando empieza el otoño.
Durante el verano, la exposición solar en piscinas y playas tiene un efecto antiinflamatorio sobre las lesiones acneicas, pero terminada esa época el tratamiento “natural” del sol desaparece.
Además, al acabar el verano se acaba la tranquilidad de las vacaciones, y el estrés de la vida cotidiana (estudios, actividades escolares, obligaciones domésticas, relaciones sociales) puede contribuir al empeoramiento.
En los adultos jóvenes el acné no depende tanto de la época del año, porque aunque estos factores existen, las lesiones suelen mejorar menos durante el verano.
Factores que influyen en la aparición del acné
No se sabe por qué unas personas tienen acné y otras no, y por qué la intensidad del acné es variable, pero hay una serie de factores que sabemos que intervienen:
- La edad: el complejo pilosebáceo (es decir, el folículo del pelo y la glándula sebácea, que está asociada a él), tiene receptores hormonales que se estimulan al llegar la adolescencia, momento de la vida en que aumentan las hormonas. Se trata de un aumento fisiológico, es decir, los niveles sanguíneos son normales y las hormonas hacen su efecto “normal”. La edad, los antecedentes genéticos, las enfermedades endocrinológicas, estrés, cosméticos inadecuados y la obesidad son algunos de los factores que influyen en el acné.
- Los antecedentes genéticos y familiares: cuando uno o ambos progenitores tienen antecedentes de acné importante se tiene más probabilidad de tener un acné intenso en su adolescencia. No sabemos qué gen exactamente es el responsable.
- Las enfermedades endocrinológicas: las adolescentes con ovario poliquístico y los chicos y chicas con algunas enfermedades endocrinológicas (genéticas o no), son más propensos a tener acné.
- El estrés: se sabe que aumenta la expresión de determinados receptores en la glándula sebácea que favorecen la inflamación.
- Los cosméticos inadecuados, que son muy grasos o muy espesos, pueden obstruir el poro y contribuir a la formación de puntos negros y espinillas y poner en marcha los procesos que intervienen en el acné (acné cosmético).
- No hay evidencias científicas suficientemente poderosas que apoyen la influencia de la dieta en el acné. Sin embargo, la obesidad importante conlleva alteraciones metabólicas que aumentan la predisposición a sufrir acné, por lo que es recomendable hacer una alimentación baja en hidratos de carbono y llevar un estilo de vida sano.
Cómo tratar los brotes de acné
- Por desgracia, las vacaciones al sol no se pueden prolongar indefinidamente, así que casi siempre hay que buscar un tratamiento específico para el acné.
- El lavado diario de la cara con productos específicos mejora el aspecto graso de la piel de las personas que tienen acné, pero no debes excederte (dos veces al día es más que suficiente).
- No uses jabones agresivos que resequen en exceso y no frotes vigorosamente la piel. Todo esto puede empeorar el acné.
- No uses productos cosméticos muy grasos o muy espesos que puedan obstruir el poro y facilitar la aparición de espinillas y puntos negros. Puedes usar maquillaje, pero recuerda que deben ser productos etiquetados como oil-free (libres de aceites), especiales para el acné o no comedogénicos.
El tratamiento médico concreto de las lesiones depende del número de lesiones, de la intensidad de la inflamación, y de la secuela cicatricial que dejan.
No todo el mundo tiene el mismo tipo de acné y por eso existen distintos tipos de cremas y diferentes pastillas. El dermatólogo nos asesorará sobre el tratamiento más adecuado en nuestro caso.