Fina capa que se encuentra en el exterior de nuestra piel, formada por una fina emulsión que se compone de las secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas, restos de las células muertas de la piel y de las sustancias cimentantes.
La composición de sebo y sudor tiene que estar equilibrada para que la piel se encuentre en buen estado y mantenga el pH ácido que la caracteriza y protege. Si esta capa no existiese, la piel se irritaría y enrojecería fácilmente, efectos que sufren las pieles que no tienen estos componentes equilibrados en el manto epicutáneo.