Cómo cuidar la piel seca de las manos

Las manos son una carta de presentación y reflejan nuestra edad, por eso hay que cuidarlas y protegerlas correctamente de los agentes externos que puedan dañar su piel.

Nuestras manos son una carta de presentación tan importante como nuestro rostro. Las utilizamos para saludar, acariciar y trabajar en nuestras relaciones sociales, afectivas y laborales, por lo que su suavidad y su aspecto determinan la imagen que reflejamos de nosotros mismos.

Además, la piel del dorso de nuestras manos refleja nuestra edad. Con el paso de los años pierde elasticidad, se vuelve más fina, y se pigmenta. También refleja nuestra salud, ya que algunas enfermedades de la piel se manifiestan en las manos. 

Cómo es la piel de las manos

La piel de las manos se diferencia de la del resto del cuerpo en su grosor y en el número y tipo de glándulas y terminaciones nerviosas que posee. 

Mientras que las palmas tienen una piel gruesa y resistente, la piel del dorso es más sensible y fina, parecida a la del contorno de los ojos y el cuello. 

Las principales características de la piel de las manos son las siguientes:

  • Las palmas de las manos tienen una piel gruesa y carecen de pelo. Tampoco tienen glándulas sebáceas, aunque sí poseen muchas glándulas de sudor.
  • Debajo de la piel de las palmas hay una buena capa de grasa que sirve de almohadilla protectora.
  • Los dedos tienen muchas terminaciones nerviosas, por lo que tienen gran sensibilidad al frío, al calor y al dolor. 
  • La piel de la yema de los dedos nos identifica, ya que la huella digital única e intransferible
  • La piel del dorso de las manos es muy fina y apenas tiene vello. Las glándulas sebáceas a ese nivel también son pequeñas y producen poca grasa (por tanto el manto lipídico de la piel que la hidrata y la protege es escaso).
  • Debajo de la piel del dorso de las manos casi no hay grasa, y por eso podemos ver los vasos sanguíneos que pasan por debajo.

Qué puede dañar la piel de las manos

La piel de las manos está continuamente expuesta a la suciedad, los roces, el aire, el sol, y las diversas sustancias que tocamos. 

Cuando las exponemos con frecuencia (o sin la debida protección) a uno o varios de estos factores, la piel se irrita y aparecen síntomas como sequedad, picor, rojez, grietas dolorosas o callosidades. Habitualmente la mano más dañada es la que más utilizamos (la mano derecha en personas diestras y la mano izquierda en personas zurdas). 

Las causas más frecuentes son:

  • Manejar sustancias irritantes sin guantes (detergentes, lejías, productos químicos necesarios para nuestro trabajo o nuestros hobbies).
  • Someterlas a una fricción constante (como ocurre en determinados oficios o por la práctica de algunos deportes).
  • Lavar las manos con jabones agresivos o que resequen la piel (por ejemplo, los geles hidroalcohólicos).
  • Lavar las manos con excesiva frecuencia. Si es preciso hacerlo, hay que emplear productos muy suaves y aumentar la frecuencia de la hidratación.
  • Cocinar alimentos ácidos y con azúcares y no lavarnos adecuadamente las manos al terminar. 
  • No hidratarlas adecuadamente para compensar la escasez de manto lipídico natural.
  • Tener alergia a las sustancias que tocamos (los tintes, los cementos y los pegamentos son algunas de las sustancias que dan alergia con mayor frecuencia).
  • No protegerlas del sol, del frío y del viento.

Aparte de los agentes externos, algunas enfermedades como la psoriasis, el eccema dishidrótico o ciertas enfermedades genéticas se manifiestan de manera específica en las manos.

Cómo cuidar la piel de las manos

Cualquier cosa que dañe la piel de nuestras manos deteriora mucho nuestra calidad de vida y repercute en nuestras relaciones sociales, afectivas y laborales. Por eso, es importante tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Hidrata tus manos 

La hidratación nutre, regenera y protege la piel de las manos. Hidrátalas a diario, incluso varias veces al día si te las lavas a menudo o aplicas geles hidroalcohólicos con frecuencia.  Usa cremas que no contengan sustancias que den alergia y busca las especialmente indicadas para eliminar las zonas engrosadas.

  • Protégelas  

Una higiene adecuada permite retirar las sustancias perjudiciales antes de que dañen la piel. Usa jabones suaves que respeten el pH de tu piel y no produzcan irritación, sequedad o tirantez, y no olvides secar bien las zonas entre los dedos. 

Usa guantes si tienes que utilizar detergentes, productos de limpieza, tintes del pelo, o cualquier otro producto químico agresivo.

  • Evita el sol excesivo

Usa crema protectora del sol. Las radiaciones solares se acumulan en la piel de las manos y provocan la aparición de manchas solares y pérdida de elasticidad. Recuerda que las manos son un reflejo de la edad y unas manos bien cuidadas te rejuvenecen.

Recuerda que si, a pesar de todas las precauciones, la piel de tus manos sigue dañada debes consultar con tu médico.