Lo primero que debes saber es a qué llamamos pH de la piel, o potencial de hidrógeno. Se trata de un parámetro químico cuya medida nos indica cómo de ácida o básica es una determinada solución. El valor de neutralidad es el 7, por debajo se sitúan los valores ácidos (más ácido cuanto más bajo) y por encima los valores básicos (más básico cuanto más elevado).
Nuestra piel, o más bien el manto ácido protector que la recubre y que está formado por la unión del manto aéreo (capa de vapor de agua y dióxido de carbono que es liberado del metabolismo de las células) y la emulsión epicutánea (o film hidrolipídico), tiene un pH determinado. En concreto, es un pH ácido que varía en condiciones normales entre 4.5 y 5.9.
El film hidrolipídico se forma por la mezcla de las secreciones de las glándulas sudoríparas (sudor) y sebáceas (ácidos grasos, escualeno y ceramidas) con los productos provenientes de la queratinización de las células del estrato córneo.
Las sustancias que le dan el pH ácido a nuestra piel son principalmente los ácidos láctico y urocánico, que se eliminan por el sudor, y los ácidos grasos aportados por la glándula sebácea.
¿Por qué es importante el pH ácido de la piel?
Las variaciones del pH de tu piel pueden ocasionar patologías. Por ejemplo, un pH más básico de lo normal puede producir picor en la piel, por eso es importante que sepamos el pH que tenemos para cuidar nuestra piel. Con un pH no adecuado, perdemos agua y se produce deshidratación.
El incremento del pH produce también un inadecuado funcionamiento de las enzimas necesarias para que la función defensiva de la piel se cumpla correctamente.
Sobre nuestra piel, en el manto ácido existe una importante colonización de microorganismos que forman la microbiota natural de la piel. Estos microorganismos comienzan a aparecer ya en el mismo momento del nacimiento y se mantienen –con ciertas variaciones- en equilibrio mientras que el pH de la piel se encuentre en los valores ácidos habituales, rondando el pH 5.5.
Pero si se produce un aumento del valor de pH, es decir, si la piel se alcaliniza durante un tiempo, la función defensora no funcionará correctamente y se producirá el crecimiento de otro tipo de microorganismos que resultan, o pueden resultar, dañinos y podrían producir alguna patología o la aparición de infecciones.
Factores que pueden alterar el pH de tu piel
Existen diferentes factores que pueden llevar a que se produzca una alteración en los valores normales de pH de tu piel:
La limpieza:
El cómo y el con qué realizas la higiene diaria de tu piel es muy importante en el mantenimiento de un pH adecuado en la piel.
Una higiene demasiado intensa o frecuente, aun con un producto adecuado, producirá sequedad e irritación
La mayoría de los jabones, geles, champús y otros productos de limpieza son alcalinos, y provocan un cambio del pH de la piel. Este cambio del pH puede tardar en neutralizarse desde una o dos horas en pieles sanas, a unas cuantas en determinados casos. Durante el tiempo que tu organismo tarda en reajustar el pH, la piel no estará adecuadamente protegida.
Cuando hablamos de pH neutro en los productos de higiene y cuidado de la piel no nos referimos a un pH alrededor de 5.5 que es el valor medio de la piel sana. Estos productos serán “neutros” con la piel y no ocasionarán cambios en su pH.
Los productos cosméticos inadecuados:
Además de los productos para la higiene, cualquier otro cosmético que nos pongamos sobre la piel sin un pH adecuado puede ocasionar un desequilibrio y con él una disbiosis (alteración de la microbiota) y una alteración de la función barrera de la piel.
Por eso es recomendable utilizar productos que sean respetuosos con el pH de la piel sana. Además, los productos que contienen alcohol también pueden alterar el manto ácido.
La edad:
La piel de los bebés y de los niños hasta la pubertad tiene un pH más elevado. Con la vejez, la tendencia a la alcalinidad vuelve a presentarse, mientras que en las edades intermedias el pH es más ácido.
Estas diferencias que se producen de forma natural suponen que, tanto niños como ancianos, tengan una piel más delicada y que sea aún más importante elegir adecuadamente los productos de limpieza y cuidado que utilicen.
Los cambios de temperatura y humedad:
La temperatura y la humedad, al alterar la cantidad de agua presente en el film hidrolipídico, pueden producir también variaciones en el pH.
Además, una piel deshidratada es una piel más sensible y menos protegida contra la acción de los agentes externos.
Algunos medicamentos:
Medicamentos como los antibióticos, los diuréticos y los quimioterápicos, entre otros, pueden alterar el pH, eliminando su función de barrera protectora.
Los cambios hormonales:
Durante la adolescencia, el embarazo y la menopausia los cambios en los niveles hormonales pueden llevar emparejados también cambios en el pH de la piel, sobre todo en algunas zonas como los genitales.
Ya sabes, limpia y cuida tu piel con productos que no alteren su pH óptimo y conseguirás mantener tu piel bonita y sana.