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Rojeces faciales

¿Qué es una piel sensible con rojeces faciales?

Es aquella piel que reacciona de forma excesiva, enrojeciéndose y percibiendo sensaciones desagradables (tirantez, ardor, hormigueo, picor), frente a estímulos que habitualmente no provocan esta reacción.

La exposición de forma repetida a estos factores desencadenantes provoca una vasodilatación de los capilares cutáneos faciales. Inicialmente, esta rojez (ruborización) es transitoria; se puede definir como una sensación de calor acompañada de enrojecimiento visible de la piel.

ALIMENTOS ESPECIADOS

ESTILO DE VIDA URBANO

EXPOSICIÓN SOLAR

BEBIDAS CALIENTES

BEBIDAS ALCOHÓLICAS Y TABACO

CAMBIOS BRUSCOS DE TEMPERATURA

SITUACIONES DE ESTRÉS O EMOCIONALES

CAMBIOS HORMONALES (MENOPAUSIA)

Con el tiempo, la rojez (o eritrosis) se vuelve persistente, al permanecer los capilares en estado de vasodilatación permanente. Sin un tratamiento adecuado, la condición puede evolucionar a estadíos más severos, cómo son la rosácea subtipo 1 (eritematotelangiectásica) o subtipo 2 (papulopustular).

Signos visibles de la piel sensible con rojeces

COLOR DE PIEL NO UNIFORME

ENROJECIMIENTO EN LA ZONA DE LAS MEJILLAS Y LA NARIZ

SENSACIÓN DE CALOR EN LAS MEJILLAS

CAPILARES VISIBLES

Las sensaciones desagradables de ardor o picor en el rostro pueden tener un gran impacto en el bienestar de las personas con piel sensible con rojeces. Además, la rojez tiene un efecto visible que, según  su grado, puede afectar en el normal desarrollo de la vida social o laboral.